Comunicado de la JOCI con motivo de la Jornada Internacional por el trabajo digno

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«Me llamo Ganis Rengganis, tengo 28 años, estoy casado y tengo un hijo. Trabajo desde hace 6 años en una imprenta en la zona de Solokan Jeruk en Bandug en Indonesia. Cada día, trabajo de 8h a 17h. Gano 1.500.000 rupias por mes, es decir 100 USD. No tengo seguro social ni otros derechos que debería tener. Si alguien está enfermo en mi familia, debo pagar yo mismo todos los gastos medicales porque mi empresa no ha suscrito un seguro de salud para mí y mi familia.

Tampoco tengo la seguridad social y otros derechos que debería tener. Es evidente, que ese salario no es suficiente para responder a mis necesidades y a las de mi familia, además que tengo un hijo de 2 años.

Estoy obligado a trabajar en esta empresa por un salario inferior al salario mínimo porque en nuestra región, es muy difícil de encontrar un empleo, sobre todo para los hombres. Si hay empleos en mejores empresas, debemos pagar mucho dinero para obtener trabajo en una gran empresa.

Si protestamos ante nuestros empleadores, no dudan en reprimir los trabajadores y en amenazarlos con despedirlos. La mayoría de los trabajadores tienen miedo de la actitud de los empleadores porque tienen miedo de perder sus empleos. No tenemos entonces opción, seguimos las órdenes del empleador, cuando trabajamos bajo presión con un sentimiento de malestar.

63 años de la Joc internacional “luchando por un mundo justo y digno”

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Un día como hoy, 25 de agosto de 1957, la J.O.C. internacional organizó en Roma una Concentración Mundial con más de 30.000 jóvenes trabajadores y trabajadoras, delegados por sus compañeros de trabajo de 87 países y territorios, provenientes de todos los continentes. Desde 1925 el movimiento JOC venia evolucionando en los varios rincones del mundo. Después de muchas acciones, encuentros internacionales entre otros, es en el año de 1957 que se celebra en Roma el nacimiento oficial de la JOCI.

Esta concentración tuvo por objeto hacer conocer las necesidades de los jóvenes trabajadores de todos los países a todo el mundo y dar un testimonio público de lo central de promover la concientización y educación de jóvenes a través de un movimiento de, entre, por y para los jóvenes trabajadores.

Todos los delegados presentes se comprometieron solemnemente a ponerse al servicio de todos sus camaradas de trabajo, para, como muchas veces dijo Cardijn, “obtener juntos la felicidad temporal y la salvación eterna de la juventud trabajadora del mundo”. Aprovechando la concentración, los delegados se reunieron según los diferentes continentes, en Congresos regionales, para precisar los problemas comunes a ciertos grupos de países y proponer unas soluciones más adaptadas.

La JOCI reclama la valoración del trabajo doméstico y de los y las trabajadores/as de ese sector

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“Hola. Mi nombre es Ana, actualmente me encuentro en Lima con 25 años, natural de Apurímac. Empecé a trabajar en la temprana edad de 8 años en casa de una familia de un abogado, en la cual me permitieron estudiar, pero con deberes que cumplir en la casa. A los 14 años empecé a trabajar en casa a tiempo completo para una señora de 84 y su hijo en la cual tenía deberes de lavar la ropa, cocinar, limpiar la casa, realizar las compras, ayudar a la señora en algunas cosas durante dos años. Esta familia me permitió continuar con mis estudios en el turno de noche pero al mismo tiempo siempre me decía: “no sirves para nada” cuando me quise salir de esta casa me amenazaron “si te vas te denuncio a la policía”, por un tiempo me asustaron y me quede un tiempo más por miedo, algunas veces que cometía errores o les contestaba me jalaban del cabello de hombro o simplemente me empujaban, me pagaban 80 soles mensuales y con tiempo me aumentaron y conseguí ganar hasta 200.00 soles. No me daban el C.T.S, gratificaciones, vacaciones, algunos domingos no me dejaban salir.”