En su presentación, Errol insistió sobre la realidad de los pescadores artesanales que viven con ingresos irregulares y poco seguros, sin seguridad, sin protección sanitaria y sin sistema de seguridad social como Philhealth o Pag-Ibig.  Los pescadores reciben un apoyo mínimo de parte del gobierno:  reciben un ingreso máximo de 20 $US si capturan muchos pescados.

De ese ingreso serán reducidos los costos operacionales y el ingreso restante será dividido 50-50 entre la agencia financiera (para reembolsar la deuda) y los trabajadores.  El monto restante será dividido entre los trabajadores.

Errol explicó que la mayoría de los pescadores no se benefician de la seguridad en el trabajo.  Accidentes de trabajo se producen de vez en cuando, y van desde cortes en los dedos hasta la amputación de una pierna, problemas de audición, una visión borrosa e inclusive la muerte. Entre otros problemas a los que están confrontados los pescadores, citamos la falta de acceso a alimentos nutritivos, al agua potable y a instalaciones sanitarias adecuadas.

“Los pescadores también están expuestos a diversas enfermedades, pueden fácilmente atrapar la gripa, tener fiebre, una gastro-enteritis, un tránsito intestinal irregular, una hepatitis A, rasquiñas, fatiga física, entre otros problemas”, declaró Errol.

A causa de esas condiciones extremadamente deplorables, Errol exhortó el gobierno de Filipinas a asegurar que las reglamentaciones en materia de seguridad y de salud en el trabajo sean estrictamente aplicadas en todos los lugares de trabajo.

Es importante y urgente que todos los pescadores se beneficien de una protección social adecuada”, subrayó Errol para concluir su presentación.

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